22 febrero 2015

la llama blanca

Querido amigo
atareado,abarcador y cambiante:
ya me llegó
la lenta llama blanca
de tu carta.

Sus grafismos se enlazan
negros y sensuales
como uvas
igaul que aquellas rejas
soleadas y negras...
¿las recuerdas?

...Primero
fue la primera risa,
la primera llamada de colegas;
luego, tu casa grande,
tu corazón rastrero...
¿lo recuerdas?

...chillidos de gaviota, rejas negras...
las paredes de nata,
la escalera....
Entre la barandilla y la pared
me rozaron las alas de mil aves
cuando inflaban sus plumas.

Llegué a creer que algún díos me había elegido
entre todas las mortales Favorita
porque mis piernes se volvieron de hierro,
lo verde se hizo rojo,
una aguda energía
se apoderó de mí mientras por fuera
me envolvía ese tacto,
ese plumón de azúcar de las alas de un ángel....

....luego, tu casa grande,
tu corazón rastrero,
tu corazón soberbio y de rapiña;

Luego, la realidad,
con sus agrias naranjas pasajeras.
¿La recuerdas?

Yo la reeuerdo,
pero no me duele.
No hay inocentes risas
ni el destructivo ardor
de un amor repartido y engañoso.
Sólo queda el sabor
delicioso y frutal
de tu caligrafía cuidadosa,
el mosto de tus uvas aljamiadas.

Envuelto en los colores de la moda
Llegó ya tu saludo veraniego
y guardo como un pomo en mi bolsillo,
blanquinegro tesoro,
el perfume de fruta de tus letras.

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